Ácido Glicólico. Una palabra que hemos oido muchísimas veces, pero que no acabamos de entender que es exactamente, ¿verdad?
Os voy a contar un poquito más sobre las ventajas de este ácido, aunque sin extenderme demasiado en los detalles más científicos.
Es una sustancia que pertenece a la familia de los Alfa Hidróxido Ácido (AHA), un grupo de ácidos que se encuentra de manera natural, sobre todo en frutas y azúcares, que han sido procesados en laboratorios para su uso cosmético.
El ácido glicólico tiene su origen, por ejemplo, en la caña de azucar, o en algunas frutas y verduras, como la uva y la remolacha.
Sus virtudes más utilizadas en la cosmética son:
- Como un excelente exfoliante que ayuda a renovar la piel y a darle un aspecto más regenerado
- Un potente limpiador en profundidad que previene y atenúa las manchas del sol, la edad etc.
- Antiarrugas, atenuando las líneas de expresión en la frente, labios etc.
- Sirve para secar los granitos y mejora muchísimo el acné.
- Para mejorar la apariencia de la estrías
Pero desde mi punto de vista, el uso más práctico y realmente visible es en los peeling químicos no abrasivos. Es una sustancia que suele dar muy pocas reacciones alérgias, aunque no obstante es bueno que después de un peeling en profundidad con ácido glicólico, nos pongamos protección solar durante unos días ( bueno, yo me la pongo ya todo el año) para que la piel no se sensibilize demasiado.
Las sesiones en tu centro de estética suelen estar formadas primero de una limpieza previa y después de la aplicación del ácido, que se presenta en forma de pequeñas ampollas en forma líquida.
Es ideal si después de vuestro peeling os aplicáis un tratamiento local de ácido glicólico tópico, bien sea de cremita o gel.
Como veis, es un componente ideal y utilizado de manera cotidiana en todos los centros de belleza, ya que es eficaz y no tiene efectos secundarios.
Y además tiene un coste realmente asequible para todos los bolsillos.
Blog de Belleza 